MAR Y NOCHE- Vicente Aleixandre

El mar bituminoso aplasta sombrascontra sí mismo. Oquedades de azulesprofundos quedan quietas al arco de las ondas.Voluta ancha de acero quedaríade súbito forjada si el instantesiguiente no derribase la alta fábrica.Tumultos, cataclismos de volúmenesirrumpen de lo alto a la ancha base,que se deshace ronca,tragadora de sí y del tiempo, contra el airemural, torpe al empuje.Bajo cielos altísimos y negrosmuge — clamor — la hondaboca, y pide noche.Boca — mar — toda ella, pide noche;noche extensa, bien prieta y grande,para sus fauces hórridas, y enseñatodos sus blancos dientes de espuma.Una pirámide linguadade masa torva y fríase alza, pide,se hunde luego en la cóncava gargantay tiembla abajo, presta otravez a levantarse, voraz de la alta nocheque rueda por los cielos— redonda, pura, oscura, ajena,dulce en la serenidad del espacio.





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